miércoles, 1 de septiembre de 2010

Salideras bancarias: un delito al que no le encuentran solución

Por: Leonardo de Corso

Los especialistas aseguran que actúan entre 4 y 6 personas. Y que es clave el rol del "marcador", quien señala a la víctima. El problema de los empleados infieles y la falta de capacitación de los vigiladores para detectar a los ladrones.

Es la pieza clave de las bandas que hacen salideras bancarias. Lo llaman "sacador" o "marcador" y está siempre dentro del banco. Puede ser un cliente que finge esperar en la cola para pedir monedas, un vigilador privado o un empleado que trabaje cerca de la línea de cajas. Y es quien le avisa a otro ladrón -con una seña, como tocarse la nariz o una ceja- cuando alguien está retirando una suma de dinero considerable. El cómplice sale enseguida y le pasa el dato a otros dos, que generalmente esperan en moto o en auto cerca de la sucursal. Así comienza el operativo de seguimiento que terminará en el asalto.
Especialistas en seguridad bancaria consultados por Clarín explicaron cómo es una "salidera" típica, de acuerdo con los casos estudiados mediante seguimientos y filmaciones. Y coincidieron en algo: es un delito al que aún no le encuentran solución
"Para dar los golpes actúan entre 4 y 6 personas con diferentes roles. Por lo general buscan a quienes estén solos y los asaltan lejos de la sucursal de donde sacaron el dinero. Encima, ni la Policía ni los vigiladores de seguridad privada están preparados para detectar a ese tipo de delincuentes", le explicó a Clarín el abogado Héctor Muzzio, ex gerente de seguridad del Banco Central y Técnico Superior en Seguridad Pública.
Los especialistas cuentan que las salideras empiezan a gestarse dentro de las sucursales con los "marcadores" que, por lo general, van a los bancos en los horarios en que hay más gente y están entre 3 y 7 minutos dentro del banco. Con filmaciones, los especialistas descubrieron que el rol de entregador también lo cumplen mujeres que llevan en brazos algún chiquito para no llamar la atención.
"También hay empleados infieles que trabajan para alguna banda de ladrones. Los bancos tendrían que tomar medidas para que ésto no ocurra. Las entidades bancarias descuidan la selección de personal que está cerca de la línea de cajas. Tendrían que controlarles desde sus adicciones hasta sus cuentas. Es decir: contarles hasta las costillas. El rol de un empleado infiel es el más difícil de probar y por eso casi nunca cae preso uno", le dijo a Clarín el gerente de uno de los bancos más importantes del país.
Un empresario de Barracas contó que el vigilador del banco donde tiene su cuenta evitó que le robaran su dinero. "Un empleado mío fue a retirar plata de la sucursal donde tengo mi cuenta y voy todos los días. Cuando estaba por salir, el vigilador, que ya me conoce, lo agarró del brazo y en voz baja le dijo: 'No salgas del banco porque te marcaron. Llamá a tu jefe y decile que te venga a buscar con alguien porque te van a robar'. Yo fui enseguida acompañado por dos personas. Por suerte, no pasó nada".
Muzzio afirma que ni la Policía Federal, ni la Bonaerense, ni los vigiladores privados están preparados para prevenir las salideras bancarias. "En las escuelas policiales de capacitación y formación no les enseñan seguridad bancaria. El caso de los vigiladores es peor, porque un día a un empleado lo tienen custodiando un country o una empresa y al otro día lo mandan a vigilar dentro de un banco. No tienen la menor idea del perfil de un ladrón de bancos", asegura.
Otro factor que atemoriza a los clientes es que muchos bancos exigen que, para retirar un monto superior a 5.000 pesos, hay que avisar a la sucursal donde va a retirar el dinero con 24 horas de anticipación.
"Mi hija avisó a una sucursal del Banco Boston que iba a retirar $30.000. Al otro día, retiró por caja el dinero pero lo metió en una caja de seguridad del mismo banco. Al salir tomó un taxi a una cuadra de Salta y Avenida de Mayo y, al bajarse en Balcarce y Chile frente a mucha gente, unos 'motochorros' que la siguieron la golpearon y le robaron su cartera", le dijo a Clarín Néstor Larrandart, un jubilado que quiso contar su historia.
Todas las sucursales bancarias tienen la obligación de contar con un recinto privado que está a disposición de cualquier persona que solicite utilizarlo. Por lo general el cliente usa este lugar para hacer transacciones de sumas importantes de dinero.
"Usar este recinto es una arma de doble filo, porque si bien ningún ladrón va a poder ver el dinero que está recibiendo, hubo casos de clientes que fueron 'marcados' solamente por haber salido de este lugar. El ladrón sabe que la persona que sale de allí está haciendo una operación importante", aseguró un experto a Clarín.
El episodio que confirma lo dicho por los especialistas en seguridad ocurrió hace 14 días. Empezó como una clásica salidera bancaria y terminó como un caso de justicia por mano propia. Una mujer fue a la sucursal del Banco Santander Río que está en Rolón y Marcos Paz, en San Isidro. Allí, como era cliente, entró al cuarto especial pero sólo a cambiar 200 pesos en monedas.
Al salir del banco, la mujer se subió a su Gol Country y se fue a su casa, que está a unas 20 cuadras del banco. Al llegar a la puerta, tres ladrones que la venían siguiendo en un Peugeot 206 intentaron robarle. Pero su marido, que estaba adentro, salió a la calle armado y le disparó un balazo mortal a uno de los ladrones. Los otros escaparon. Los investigadores están convencidos de que la mujer fue marcada al salir del recinto de seguridad.
"Los bancos no hacen nada para prevenir los robos. No invierten en tecnología, ni en nada. En realidad, a muchos no les importa qué le pasa al cliente una vez que retira el dinero. La cantidad de sucursales que tenga el banco no quiere decir nada. Que un banco sea chico no quiere decir que sea inseguro", aseguró el gerente consultado.

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