jueves, 26 de agosto de 2010

La Iglesia se defiende. Los niños no.



Casi a nivel de mitología se habla de casos en que se involucran papas, obispos, etc. y algunas páginas por internet los detallan como hechos evidenciados históricamente.

Breve repaso histórico

Basándose en instructivos que el Vaticano repartía entre su clero, se deduce que los casos de abusos sexuales por parte de la curia se remontan casi hasta sus inicios.
En estos documentos, se instruía acerca de las penitencias correspondientes ante una confesión de este tipo de "pecados", a la vez que se insistía en que este, ahora delito, conllevaba para los clérigos la excomunión.
Las penitencias variaban entre laicos y sacerdotes, y entre estos últimos, la penitencia se hacía más severa mientras más alto era el cargo que este ejercía.
Las denuncias por abusos sexuales cometidos por sacerdotes eran pocas, y las pocas, eran acalladas exitosamente para evitar la mala publicidad. Pero esto cambió hacia el año 1985 cuando la familia Gastal, en U.S.A., llevó hasta las últimas consecuencias una denuncia contra el sacerdote Gilbert Gauthe.
Las otras familias que presentaban la demanda llegaron a acuerdos con la Iglesia evitando así repercusiones mediáticas, todo esto mediante la práctica tradicional del secretismo de la Iglesia.
Según las investigaciones, el padre Gauthe había abusado sexualmente de más de cien niños en las cuatro parroquias en las que había sido trasladando paulatinamente por quejas al respecto.

La práctica del secretismo

En uno de los capítulos (Más allá de lo creíble) del libro "El Poder y La Gloria" de David Yallop, que trata casos de pedofilia y abuso sexual, se denuncia el modus operandis de la iglesia a través de los siglos, el secretismo.
El secretismo consiste en hacer ver al denunciante cómo, una publicidad al respecto de la denuncia, podría afectar a la imagen de la iglesia y el trabajo de ella a nivel mundial por la salvación de las almas. Siendo las víctimas creyentes, aceptaban no realizar denuncia formal al respecto.
Al acusado de el o los abusos, sencillamente se le cambiaba de diócesis, donde no fuera conocido y su historia se mantuviera en secreto, esto le daba la facilidad de pasar desapercibido en sus actos y muy seguramente volvería a abusar de otros niños.
En los pocos casos en que se procedía a denunciar, se requería de un permiso especial para poder juzgar al sacerdote, lo cual representaba una dificultad, se presionaba emocionalmente al denunciante para aceptar una compensación mínima y silenciosa cuando mucho y, como si fuera poco, la víctima del abuso que se atrevía a ir más allá, era blanco del desprecio de los fieles, incluso amistades, que apoyaban a su institución con una fe ciega. Esta práctica se sigue ejerciendo actualmente.


Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo
El caso del sacerdote mexicano Marcial Maciel, es uno de los más conocidos internacionalmente y de los más emblemáticos también. Este clérigo, que contaba con pleno apoyo y protección de Juan Pablo II, se hizo grande en la Iglesia católica y fundó la congregación de Los Legionarios de Cristo.
Es conocido que el Sr. Maciel estaba casado y tenía hijos con distintas mujeres, lo cual es una falla ética para la congregación de la doctrina y la fe y la vida sacerdotal en general, pero no un delito.
El delito, reconocido post mortem de este hombre por el Vaticano, ya que en vida era anciano y aquejado por problemas de salud, razón por la cuál la investigación por parte de la Iglesia se cerró, era el abuso reiterado y prolongado que ejercía hacia niños que ingresaban a su congregación con el sueño de ser sacerdotes, y de sus propios hijos.
Debieron pasar décadas, humillaciones y desprecios para que estos pequeños, hoy día hombres de más de sesenta años vieran "justicia" ante el reconocimiento público de estos abusos.
Sin embargo el asunto no termina ahí, ya que las denuncias indican que no era única y exclusivamente el padre Maciel quien perpetraba estros abusos, también los realizaban otros de los encargados de estos pequeños en los distintos centros que tienen en 4 de los cinco continentes, como la misma congregación destaca en su página web.
De estos otros casos no se dijo nada cuando se aceptó la culpabilidad del difunto sacerdote. Cabe esperar que la reestructuración de los Legionarios incluya una investigación de estos casos.

La Iglesia está formada por hombres

Como hemos visto, los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes, no son un mal que aqueje a la Iglesia en los últimos tiempos, es un problema que la aqueja desde hace casi 2.000 años, y en el que han incurrido históricamente papas, obispos, arzobispos, sacerdotes, etc.

Su presencia y duración a lo largo de todo este tiempo, se debe a la efectividad del secretismo con que el tema se ha tratado por parte de la Iglesia, más preocupada de mantener su imagen inmaculada que de prevenir estos hechos. Los casos que hoy día se conocen, son conocidos, valga la redundancia, gracias la la valentía de las víctimas que se atrevieron a denunciar estos delitos y a la capacidad de información globalizada que tenemos hoy en día.
No podemos pretender creer que la Iglesia entera realiza tales actos, pero sí debemos recordar que la iglesia está formada por hombres, y que el ser humano es falible, que es capaz de realizar las mayores atrocidades, y es nuestro deber cuidar a nuestros infantes de los peligros que algunos de nosotros representan.

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