lunes, 30 de agosto de 2010

La mujer más odiada en Internet

Campañas contra una británica que echó un gato vivo en un contenedor
La vida de la británica Mary Bale se ha complicado tristemente.

Todo empezó la semana pasada cuando, pasando por una calle de Coventry, Bale cogió un gato, lo acarició y lo tiró vivo a un contenedor, donde estuvo 15 horas hasta que lo rescataron sus propietarios. La desgracia de Bale fue que una cámara registró su acción y los propietarios del gato colgaron las imágenes en YouTube. El vídeo fue visto por miles de internautas. En 4Chan+B organizaron la identificación de la mujer, cosa que se logró a las pocas horas. Y llegó una verdadera persecución de esta mujer de 45 años, empleada de un banco de la localidad.

Se distribuyó su dirección, su perfil en Facebook... En esta red social se llegaron a organizar grupos pidiendo la muerte de la mujer. Otros, menos agresivos y todavía activos, solicitan que sea despedida de su trabajo. Cuando Bale advirtió que había sido descubierta agravó la reacción de los internautas manifestando que no entendía el revuelo causado, "¿por qué tanto lío?, solo es un gato", aseguró. Luego corrigió sus declaraciones afirmando que "no puedo explicar por qué hice esto, está totalmente fuera de lugar. Fue una fracción de segundo de error de juicio que se descontroló".


La Sociedad Real para la Prevención de la Crueldad con los Animales (RPSC) ha abierto una investigación y la noticia ha provocado hasta la reacción del viceprimer ministro Nick Clegg. La policía investiga tanto lo sucedido como las amenazas que se multiplican en la Red contra Bale. Al margen de las amenazas, también proliferan en Internet parodias de lo sucedido. Las hay en Twitter y en YouTube, donde en un vídeo se puede ver a un enorme gato metiendo a una mujer en un contenedor.

Algunos comparan este asedio con el padecido por una joven de 11 años, Jessi Slaughter, en un caso considerado de ciberbulling.

Una investigación independiente aconseja cambiar la cúpula del panel sobre cambio climático de la ONU

El responsable del IPCC, Rajendra Pachauri, pone su futuro en manos de los 194 Gobiernos que se reunirán en octubre para estudiar las recomendaciones del informe

La historia del comité de la ONU que produce los informes científicos sobre el cambio climático puede considerarse un éxito, pero el comité necesita reformas importantes, concluye un informe independiente sobre los procedimientos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, encargado a raíz de la polémica surgida en torno a este organismo en el llamado Climategate, a finales de noviembre de 2009. El informe asegura que las conclusiones científicas sobre el cambio climático siguen vigentes y que no se ha analizado la ciencia, sino los procedimientos.


Los mayores cambios se recomiendan en la estructura del IPCC, en el sentido de que renueve su cúpula para la elaboración de cada nuevo informe y de que cree una estructura directiva encabezada por un director ejecutivo a tiempo completo, ahora inexistente. El actual presidente, el indio Rajendra Pachauri, que lleva ocho años en el puesto y bajo cuyo mandato se elaboró el cuarto y último informe del organismo, en 2007, se ha mostrado hoy remiso a dejar el puesto, aduciendo que ha de elaborar el quinto informe, previsto para 2013, y de poner en marcha las recomendaciones del documento presentado hoy al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien lo encargó.


En todo caso, es el plenario del IPCC, en el que están representados 194 Gobiernos, que se reunirá en octubre en Corea del Sur, el que debe decidir si se aceptan las medidas propuestas y cómo y cuándo se implementan, ha afirmado Pachauri en la sede de la ONU en Nueva York. "La comunidad científica está de acuerdo en que el cambio climático es real", ha recordado el experto, cuyo nombramiento en 2002 fue apoyado por el presidente George W. Bush en contra de la permanencia en el puesto del estadounidense James Watson, que era considerado por el Gobierno de EE UU de entonces demasiado pro-clima.


Las reformas recomendadas se basan en que este organismo informal, en el que participan centenares de científicos de todo el mundo (sin paga, como ha recordado Pachauri), además de representantes gubernamentales, tiene que manejar cada vez más datos y su labor es cada vez más compleja y está más sujeta al escrutinio público, ha explicado Harold Shapiro, economista y presidente del comité del Consejo Interacademias que ha realizado la investigación. Para Shapiro, el IPCC representa la intersección entre la ciencia y la sociedad y es un ejemplo de innovación social que ha contribuido enormemente a aumentar la conciencia social sobre el cambio climático. Sin embargo, el debate social sobre este fenómeno ha aumentado tanto "en un mundo que se pregunta como responder mejor a este desafío" que ha salpicado al organismo, poniendo en duda su imparcialidad.


La labor del IPCC mereció el premio Nobel de la Paz en 2007, pero el pirateo de centenares de correos electrónicos entre científicos y el descubrimiento de dos errores menores en el último informe, así como acusaciones hechas a Pachauri de enriquecerse durante su mandato, que se han demostrado infundadas, han supuesto una merma de su credibilidad. Mientras tanto, los escépticos del cambio climático han mantenido campañas continuadas y esta actividad política "continuará", ha destacado Pachauri, quien ha acogido positivamente las recomendaciones y ha admitido que "el IPCC puede y debe mejorar".
El organismo debe ser todo lo transparente posible al informar sobre su forma de trabajo, especialmente sobre sus criterios para seleccionar los participantes y el tipo de información científica y técnica que se va a evaluar, señala el informe, que concluye: "Al final, lo que cuenta para la calidad de las evaluaciones es la calidad del liderazgo en todos los niveles".

jueves, 26 de agosto de 2010

La Iglesia se defiende. Los niños no.



Casi a nivel de mitología se habla de casos en que se involucran papas, obispos, etc. y algunas páginas por internet los detallan como hechos evidenciados históricamente.

Breve repaso histórico

Basándose en instructivos que el Vaticano repartía entre su clero, se deduce que los casos de abusos sexuales por parte de la curia se remontan casi hasta sus inicios.
En estos documentos, se instruía acerca de las penitencias correspondientes ante una confesión de este tipo de "pecados", a la vez que se insistía en que este, ahora delito, conllevaba para los clérigos la excomunión.
Las penitencias variaban entre laicos y sacerdotes, y entre estos últimos, la penitencia se hacía más severa mientras más alto era el cargo que este ejercía.
Las denuncias por abusos sexuales cometidos por sacerdotes eran pocas, y las pocas, eran acalladas exitosamente para evitar la mala publicidad. Pero esto cambió hacia el año 1985 cuando la familia Gastal, en U.S.A., llevó hasta las últimas consecuencias una denuncia contra el sacerdote Gilbert Gauthe.
Las otras familias que presentaban la demanda llegaron a acuerdos con la Iglesia evitando así repercusiones mediáticas, todo esto mediante la práctica tradicional del secretismo de la Iglesia.
Según las investigaciones, el padre Gauthe había abusado sexualmente de más de cien niños en las cuatro parroquias en las que había sido trasladando paulatinamente por quejas al respecto.

La práctica del secretismo

En uno de los capítulos (Más allá de lo creíble) del libro "El Poder y La Gloria" de David Yallop, que trata casos de pedofilia y abuso sexual, se denuncia el modus operandis de la iglesia a través de los siglos, el secretismo.
El secretismo consiste en hacer ver al denunciante cómo, una publicidad al respecto de la denuncia, podría afectar a la imagen de la iglesia y el trabajo de ella a nivel mundial por la salvación de las almas. Siendo las víctimas creyentes, aceptaban no realizar denuncia formal al respecto.
Al acusado de el o los abusos, sencillamente se le cambiaba de diócesis, donde no fuera conocido y su historia se mantuviera en secreto, esto le daba la facilidad de pasar desapercibido en sus actos y muy seguramente volvería a abusar de otros niños.
En los pocos casos en que se procedía a denunciar, se requería de un permiso especial para poder juzgar al sacerdote, lo cual representaba una dificultad, se presionaba emocionalmente al denunciante para aceptar una compensación mínima y silenciosa cuando mucho y, como si fuera poco, la víctima del abuso que se atrevía a ir más allá, era blanco del desprecio de los fieles, incluso amistades, que apoyaban a su institución con una fe ciega. Esta práctica se sigue ejerciendo actualmente.


Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo
El caso del sacerdote mexicano Marcial Maciel, es uno de los más conocidos internacionalmente y de los más emblemáticos también. Este clérigo, que contaba con pleno apoyo y protección de Juan Pablo II, se hizo grande en la Iglesia católica y fundó la congregación de Los Legionarios de Cristo.
Es conocido que el Sr. Maciel estaba casado y tenía hijos con distintas mujeres, lo cual es una falla ética para la congregación de la doctrina y la fe y la vida sacerdotal en general, pero no un delito.
El delito, reconocido post mortem de este hombre por el Vaticano, ya que en vida era anciano y aquejado por problemas de salud, razón por la cuál la investigación por parte de la Iglesia se cerró, era el abuso reiterado y prolongado que ejercía hacia niños que ingresaban a su congregación con el sueño de ser sacerdotes, y de sus propios hijos.
Debieron pasar décadas, humillaciones y desprecios para que estos pequeños, hoy día hombres de más de sesenta años vieran "justicia" ante el reconocimiento público de estos abusos.
Sin embargo el asunto no termina ahí, ya que las denuncias indican que no era única y exclusivamente el padre Maciel quien perpetraba estros abusos, también los realizaban otros de los encargados de estos pequeños en los distintos centros que tienen en 4 de los cinco continentes, como la misma congregación destaca en su página web.
De estos otros casos no se dijo nada cuando se aceptó la culpabilidad del difunto sacerdote. Cabe esperar que la reestructuración de los Legionarios incluya una investigación de estos casos.

La Iglesia está formada por hombres

Como hemos visto, los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes, no son un mal que aqueje a la Iglesia en los últimos tiempos, es un problema que la aqueja desde hace casi 2.000 años, y en el que han incurrido históricamente papas, obispos, arzobispos, sacerdotes, etc.

Su presencia y duración a lo largo de todo este tiempo, se debe a la efectividad del secretismo con que el tema se ha tratado por parte de la Iglesia, más preocupada de mantener su imagen inmaculada que de prevenir estos hechos. Los casos que hoy día se conocen, son conocidos, valga la redundancia, gracias la la valentía de las víctimas que se atrevieron a denunciar estos delitos y a la capacidad de información globalizada que tenemos hoy en día.
No podemos pretender creer que la Iglesia entera realiza tales actos, pero sí debemos recordar que la iglesia está formada por hombres, y que el ser humano es falible, que es capaz de realizar las mayores atrocidades, y es nuestro deber cuidar a nuestros infantes de los peligros que algunos de nosotros representan.

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La mala educación genera pobreza

Por Manuel Mora y Araujo
Sociologo



Suele decirse que cuando las cosas andan bien es tiempo de ocuparse de los problemas de fondo más importantes, porque cuando las cosas están mal lo prioritario es lo urgente y lo de fondo es relegado. Sin embargo, cuando las cosas están difíciles tal vez es un buen momento para atacar también los problemas de fondo, aunque no sean los más urgentes. En medio de una crisis, los responsables deben buscar remedios inmediatos; pero alguien, también, tiene que pensar qué hacer para evitar que la crisis se repita.
Suele decirse que cuando las cosas andan bien es tiempo de ocuparse de los problemas de fondo más importantes, porque cuando las cosas están mal lo prioritario es lo urgente y lo de fondo es relegado. Sin embargo, cuando las cosas están difíciles tal vez es un buen momento para atacar también los problemas de fondo, aunque no sean los más urgentes. En medio de una crisis, los responsables deben buscar remedios inmediatos; pero alguien, también, tiene que pensar qué hacer para evitar que la crisis se repita.


La Argentina arrastra desde hace tiempo dos problemas de fondo: la baja competitividad de su economía y la enorme proporción de personas muy pobres y marginales. Creo que se trata de un solo problema con dos caras: la economía no puede ser muy competitiva si dos tercios de la población están por debajo de los estándares medios de productividad y capacidad individual del mundo actual; y las personas que están aún más abajo en esos términos, quienes carecen de toda calificación y todo conocimiento, no pueden sino ser pobres y, lo que es peor, no pueden sino estar condenados a seguir siendo pobres.

Siempre es posible aplicar parches a la baja competitividad de muchas empresas y a la pobreza extrema de muchas personas. Pero para atacar esos problemas de fondo el camino es la educación.


Uno de los factores más importantes que explican por qué la Argentina tuvo un desarrollo social destacado hasta mediados del siglo XX es que, desde fines del siglo XIX, tuvo un sistema de educación que funcionó. En pocas décadas, la escuela pública acompañó el crecimiento de la economía motorizado por la producción agropecuaria. La educación facilitó la emergencia de una clase media y una clase trabajadora urbanas con las calificaciones necesarias para las exigencias de la época. La Argentina alcanzó indicadores educativos superiores a los de cualquier otro país de habla hispana.

La educación es siempre una fábrica de personas con conocimientos pero es también una fuente de expectativas y aspiraciones sociales. Así fue en la Argentina de aquellas décadas de alto crecimiento económico. Cuando el crecimiento de la economía se desaceleró fuertemente a partir de la década del 30 pero la expansión educacional no se detuvo, las aspiraciones continuaron creciendo. En los años del gobierno de Perón, por ejemplo, la matrícula en la enseñanza secundaria prácticamente se duplicó, además del alto crecimiento de la enseñanza técnica y profesional. En los años siguientes el mayor crecimiento fue el de la matrícula universitaria. Las consecuencias no fueron menores. Con una economía creciendo poco, y a veces nada, se generó un exceso de demandas ocupacionales por parte de personas que aspiraban a un trabajo acorde a su educación, por encima de las posibilidades de satisfacer esas aspiraciones y, después, demandas políticas que tampoco se satisfacían.

Las consecuencias fueron una presión social por ocupaciones de clase media que llevó en varias provincias a la expansión del empleo público, y procesos políticos que llevaron a muchas personas de formación superior a cuestionar el sistema institucional por distintas vías. Eso, a su vez, contribuyó a un progresivo deterioro de la calidad educativa, que se hizo sentir particularmente en la educación primaria disponible para las clases bajas y en la educación secundaria en general.

El mundo sigue cambiando. La humanidad entró a una era de globalización, cambios tecnológicos constantes y proliferación de los conocimientos. Los estándares de competitividad que rigen en el mundo en esta era plantean nuevas exigencias laborales. Algunos sectores de las clases medias y también de la clase obrera pueden satisfacer esas exigencias porque disponen de una educación acorde a ellas o de las aptitudes para adaptarse. Pero otros no pueden, porque la educación que han recibido es insuficiente. El impacto de la globalización sobre nuestro país es dual: por un lado facilita la modernización productiva de muchas industrias, por otro lado destruye o amenaza destruir a muchas otras. En el balance, durante los años 90, aunque la economía creció, el desempleo aumentó dramáticamente, y en la presente década el desempleo ha descendido notablemente pero eso a costa de salarios reales bajos y subsidios altos. El saldo más negativo recae sobre la clase media con educación de mala calidad.

La educación y los conocimientos disponibles son hoy una línea divisoria de la sociedad; de hecho, esos factores han partido a la clase media en dos. Para decirlo en forma sucinta: la distribución del conocimiento en la sociedad es más desigual, y más desintegradora que la distribución de la riqueza.

La prioridad es empezar a mejorar el sistema de educación. Por supuesto, el problema no se agota en eso; pero sin esa condición es difícil imaginar soluciones. La clave no es cuántos años de educación formal alcanzan las personas, ya que en muchos casos aun asistiendo a la escuela no aprenden nada. En general, la clase media y obrera urbanas tiene acceso a una educación primaria razonable; en cambio, las clases bajas generalmente no lo tienen –aun más, muchos niños pobres no van a la escuela y muchos otros sólo encuentran en ella contención y alimentación, no educación propiamente dicha–. El nivel secundario se ha deteriorado prácticamente para todos. La educación técnica fue casi desmantelada años atrás y ahora hay una modesta pero importante recuperación. En la educación superior hay de todo y quienes buscan aprender en ese nivel normalmente pueden hacerlo; pero en muchísimos casos lo cierto es que es posible pasar por ella y salir con un título bajo el brazo sin haber aprendido nada.

No hay prioridad ni urgencia del momento que justifique no empezar a recorrer el camino para mejorar nuestra educación desde su raíz. Los países que han encarado ese camino se están destacando en el mundo de hoy, del mismo modo que la Argentina se destacó en el mundo de hace un siglo.

Los recursos naturales son infinitos


Hay dos métodos de calcular reservas de recursos naturales. Uno es el de los ingenieros y el otro es el de los economistas.


Por Alberto Benegas Lynch - de Diario de Las Américas
De entrada conviene precisar en un contexto de histeria ecológica que lo relevante no es centrar la atención en específico recurso natural sino en los servicios que derivan de su uso. Habiendo aclarado esto, señalamos que para este análisis debe tenerse muy presente la sustitución, el reciclaje y la tecnología.
Si el carbón de la época de la Revolución Industrial fue sustituido con creces por el petróleo y este eventualmente lo será por la energía nuclear, solar y eólica, la humanidad no solo no ha perdido nada sino que ha ganado mucho. Si el cobre es reciclado ad infinitum no hay pérdida de cobre y si el reciclado genera resultados más satisfactorios, la situación evidentemente mejora para el hombre (y si, además, en este caso, es en gran medida sustituido por la fibra óptica, las consecuencias benéficas resultan exponenciales). Si la tecnología progresa a pasos más agigantados que el consumo de un recurso que se estima no renovable y no duradero, el resultado es también mejor y si trabaja con recursos renovables y duraderos como la arena para fabricar chips de computadoras los efectos son más auspiciosas aún.
Julian N. Simon expande y aclara con mucho rigor estas ideas en su obra The Ultimate Resource y en el libro coeditado con Herman Kahn titulado The Resourceful Earth en el que aparecen trabajos de veintitrés académicos y también lo hacen autores como Stephen Moore en su difundido ensayo “The Coming Age of Abundance” y tantos otros científicos que muy documentadamente contradicen las nociones populares sobre el tema. Veamos estos delicados asuntos por partes en base a la ilustrativa óptica de Simon en el primer libro mencionado. De entrada precisa que los recursos naturales son escasos, por ello es que se cotizan en el mercado (de lo contrario, si fueran sobreabundantes, no tendrían precio) pero también acompaña su obra con numerosos gráficos y series estadísticas donde muestra que durante los últimos ciento cincuenta años la mayor parte de las materias primas han bajado de precio en términos reales (deflacionados y comparados con el poder adquisitivo de los salarios), por tanto, concluye que esos bienes son menos escasos (como es la situación del hierro, el aluminio, el cobre etc.). Al margen anota que observa cierta contradicción entre la no-preocupación de que el mundo se quede sin lápices, radios y prótesis dentales y, por otro lado, la alarma de que los recursos naturales con que se fabrican aquellos bienes se agoten.
Por otro lado, enfatiza el rol trascendental de los precios en el mercado: manteniendo los demás factores iguales, cuando la demanda aumenta se incrementan los precios, lo cual torna más económica la extracción de recursos en áreas hasta el momento impensadas (como, por ejemplo, la extracción de minerales de baja concentración pero de enormes cantidades en el suelo marino), al tiempo que incentiva la exploración de los antedichos sustitutos.
El autor mantiene que hay dos métodos de calcular reservas de recursos naturales. Uno es el de los ingenieros y el otro es el de los economistas. El de los ingenieros se limita a extrapolar el precio y el ritmo de consumo en relación a las reservas físicas estimadas al momento. El método de los economistas, en cambio, consiste en no considerar la extrapolación de una situación estática sino, como queda expresado, de comprender que cuando se considera más urgente un bien el precio se eleva y por ende las reservas se estiran. Además, señala que si se concluye que los precios futuros se elevarán, los especuladores comprarán en el presente para vender en el futuro con lo que elevan el precio actual y lo deprimen en el futuro suavizando la curva en su conjunto. Por otra parte, Simon escribe que las reservas totales de cualquier recurso no se conocen sencillamente porque no se justifica su cálculo total (solo lo que al momento es factible extraer económicamente): “por qué uno se pondría a contar las piedras totales que hay en Montana si hay suficientes piedras para usar como pisapapeles en el jardín de la propia casa”.
En este sentido, el profesor Simon sugiere adoptar el adagio anglosajón de “put your money where your mouth is”, en otras palabras, el que sostenga que los recursos naturales serán más escasos y por ende el precio se elevará, que compre en el presente y venda en el futuro (si no cuenta con el dinero suficiente siempre puede pedir un préstamo y sacar partida del arbitraje entre la tasa de interés y la tasa de crecimiento en el precio del bien en cuestión). Si no se procede en esa dirección es porque no se cree lo que se dice respecto del aniquilamiento de recursos naturales. No resulta relevante el tiempo en que se estime dicha aniquilación, si se cree que ello ocurrirá siempre está a la mano una operación de futuro (que habitualmente no abarca períodos demasiado largos, precisamente debido a la incertidumbre no a la certeza con que se expresan muchos de los alegados “expertos” lo cual no compensa los riesgos asumido en una compra de futuros).
El autor que estamos considerando también se detiene a explicar el concepto de finitud. Nos recuerda que la idea proviene de las matemáticas, pero allí también el concepto puede verse desde diversos ángulos: un metro es finito en el sentido de que está limitado en su comienzo y en su final, pero también es cierto que entre esos puntos hay una serie infinita de puntos intermedios que no ocupan espacio según la misma construcción matemática. En relación con nuestro tema, Simon vuelve a insistir en que no solo no se sabe la cantidad total en la Tierra o en el universo (el sol es un elemento exógeno y los elementos encontrados en la luna tambíén, sin mencionar los posibles descubrimientos en el espacio) y si se supieran no serían un dato definitivo puesto que no toman en cuenta el reciclaje presente o futuro así como tampoco la tecnología en proceso de desarrollo ya que, como se ha consignado, debe tenerse presente que de lo que se trata no es de empecinarse con específico bien sino con el servicio que presta: “en cada época ha habido una expansión en las fronteras relevantes para el sistema de nuestros recursos. En cada época las viejas ideas sobre los `límites` y los cálculos de los `recursos finitos` en esas fronteras se han refutado”.
Por último, Julian Simon dice que se suele concentrar la alarma en los recursos no renovables y no durables en materia energética (la “madre de los recursos”), pero reitera que no solo los precios incentivan a nuevas exploraciones del recurso existente sino que alientan al descubrimiento de nuevas fuentes alternativas como es del dominio público.
Desde luego que si los precios son intervenidos por los gobiernos el desastre es seguro. La imposición de precios máximos conduce al peor de los mundos: no solo se invita a acelerar el consumo sino que se bloquean los indicadores para futuros reemplazos. Un ejemplo de esta irracionalidad fue durante la administración Carter en Estados Unidos que implantó precios máximos a la nafta con lo que hubieron filas en las estaciones de servicio, se estimuló el derroche de energía como fue el uso indiscriminado de aire acondicionado, al tiempo que se paralizó la investigación sobre usos alternativos como la mencionada energía solar, eólica y nuclear. En ese contexto, cual república bananera, Carter se hacía fotografiar en mangas de camisa en la Casa Blanca “para dar ejemplo de ahorro de energía”. Lo mismo va para las tierras fiscales: las talas irracionales de bosques y demás desatinos son consecuencia necesaria de “la tragedia de los comunes” puesto que nadie en su sano juicio repondrá, cuidará o cultivará para que otros saquen partida gratuitamente. En todo esto no se trata de establecer un sistema perfecto. Constituye una verdad de Perogrullo decir que la perfección no está al alcance de los mortales. De lo que se trata es de minimizar problemas y para ello nada mejor que la sociedad abierta.
En otro orden de cosas, pero dentro del capítulo ecológico, en otras oportunidades he escrito (y seguramente lo volveré a hacer) sobre las patrañas y las controversias planteadas en los temas del calentamiento global, la lluvia ácida, la sobrepoblación y la extinción de especies animales, pero destaco que la enseñanza desde los niños con uniformes verdes cantando inocentemente sobre la necesidad comunitaria de cuidar “nuestro planeta” (siempre el uso de la tercera persona del plural, nunca la primera del singular como corresponde a lo que es propio) hasta las figuras del “subjetivismo plural” y “los derechos difusos”, en nombre de la propiedad conjunta del planeta, contribuyen a destrozar la propiedad privada con lo que se presentan insolubles problemas ecológicos en el contexto de referida “tragedia de los comunes”.
Para finiquitar esta nota periodística, es de interés mencionar el supuesto drama del agua, recurso tan necesario para la supervivencia de los humanos. Como es sabido, los hombres estamos constituidos en un setenta por ciento por agua y nuestro planeta está formado en sus dos terceras partes por agua, si bien es cierto que en su mayoría es salada o, al momento, está bloqueada por los hielos y fabricarla de modo sintético, por ahora, resulta inaccesible.
Fredrik Segerfeldt en su libro Water for Sale explica que hay una precipitación anual -descontada la caída sobre el mar y ríos- de 113 mil kilómetros cúbicos de la que se evaporan 72 mil, lo cual deja un neto de 41 mil en tierra firme que, a su vez, significa 19 mil litros por día por persona en nuestro planeta. Por paradójico que parezca, hay lugares en los que la gente no dispone de agua corriente y la que existe está contaminada por lo que perecen millones de personas por año. Este autor señala que eso tiene lugar debido a las intromisiones de los aparatos estatales en lugar de asignar derechos de propiedad para la recolección, purificación y distribución de ese valioso e indispensable elemento. En este sentido, ejemplifica con los casos de Camboya, Ruanda y Haití donde las precipitaciones son varias veces mayores a las de Australia, sin embargo, por las razones apuntadas, en este último país no hay faltante de agua pura. Por esto es que en la contratapa del referido libro subraya el premio Nobel en Economía Vernon L. Smith que “El agua se ha convertido en un bien cuya cantidad y calidad es demasiado importante para dejarla en manos de las autoridades políticas” y, en el mismo lugar, Martin Wolf, editor asociado del Financial Times, de modo coincidente, escribe que “el agua es demasiado importante para que no esté sujeta a las fuerzas del mercado”.

Tabaco, alcohol y mariguana, sustancias comunes entre jóvenes

Por Alejandro Cruz






El tabaco, el alcohol y la mariguana son las principales sustancias que consumen los adolescentes del Distrito Federal de entre 13 y 15 años de edad, señaló la Secretaría de Salud local. Advirtió que el primero es la puerta de entrada al uso de las otras, pues “quien fuma tiene doble posibilidad de entrarle a otro tipo de drogas”, y en eso radica su peligrosidad.
La dependencia indicó que cuenta con 32 clínicas de prevención y atención de adicciones y dos centros toxicológicos que atienden dicha problemática, aunque, resaltó, es una labor que no sólo corresponde a las autoridades, sino también a la familia y a la escuela, que deben orientar a los niños sobre el riesgo de consumir de drogas.
“El tema es educar. Decir a los muchachos qué es el alcohol, qué son las drogas, la mariguana, la cocaína y qué efectos hacen a su cuerpo. La oferta es muy difícil controlarla, entonces lo que tenemos que hacer es ‘vacunar’ a los niños y los jóvenes, educándolos”, indicó.
Manifestó que el Gobierno del Distrito Federal cuenta con un programa de prevención de adicciones, además de una ley en la materia, en cuya realización participaron dependencias y organizaciones civiles. Pero, subrayó, “no es sólo una acción de gobierno, necesitamos que los padres de familia, los maestros y los muchachos entiendan la corresponsabilidad en el cuidado de su salud”.
Explicó que en las 32 clínicas del GDF en la actualidad se atiende a unas 2 mil personas que quieren dejar de fumar, y una cifra similar con problemas de alcoholismo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

“Parte de la clase política genera la pobreza y luego reparte las migajas”

Por Norberto Alayón


Usted rechaza el asistencialismo, pero defiende una dimensión asistencial dentro del campo del Trabajo Social…

Lo que planteo, repito y revalorizo es la dimensión asistencial. No el asistencialismo. El asistencialismo sí entraña una perspectiva de transferencia muy escasa de recursos, pero fundamentalmente el mantenimiento de una relación de dependencia y patronazgo en relación a la gente con la que se trabaja. En cambio, la asistencia, que es un derecho, implica un modo de política social reparatoria, pero que también se enmarca en el plano de los derechos. Por eso promuevo la asistencia y no el asistencialismo.

Como académico esta es su punta de lanza, pero autoridades políticas se reconocen orgullosos como asistencialistas…..

Si, también he observado esta cuestión. Los discursos de los políticos no son compatibles con los de la Academia. Este error evidencia que no hay un conocimiento de la temática. El concepto es la dimensión asistencial. El derecho de la gente a que si no pueden tener otras instancias de derecho a un empleo, a un salario digno o a políticas sociales universales, si no logran esto, por lo menos que exista una dimensión asistencial que atienda o repare los derechos de los ciudadanos. Esto no es asistencialismo, pero sí contiene una dimensión asistencial.

Robert Castel, sociólogo francés, dice que la suerte del pobre está echada antes de nacer. Usted lo ha recordado y lo tiene presente. ¿La clave del trabajo social es la prevención?

Lamentablemente, con mucha frecuencia se trabaja con situaciones terminales en las que la problemática social ya se desencadenó. Nosotros reivindicamos que desde las medidas políticas y económicas se trabaje por prevenir que los problemas sociales lleguen a desencadenarse, porque es mucho más difícil trabajar así. Además del dolor de las personas afectadas. Ciertas políticas, anticipadamente, condenan a vastos sectores de la población, que van a tener problemas. Ahí, ya estamos fregados. Es como si en vez de vacunar contra una enfermedad determinada, esperas a que la enfermedad se produzca, después habrá más sufrimiento y será más difícil de parar.

En los casos terminales hay que asistir y los recursos se utilizan aquí. ¿Faltan recursos para la prevención?

Ah, claro. Cierta parte de la clase política no acaba de comprender la importancia de la prevención. Los políticos muchas veces juegan con la lógica de los resultados inmediatos y a veces da más resultados electorales el asistencialismo directo y no una medida de largo alcance, como una política de Estado que prevenga la aparición de problemas. Debería haber una política social de carácter anticipado y no generar la pobreza y luego repartir las migajas. Hay un refranero español importante que dice que “el Señor Don Juan de Robres, con caridad sin igual, quiso hacer este hospital y primero hizo los pobres”. Estamos activamente en contra de eso. Primero hay que evitar los pobres y luego quizás no necesitemos el hospital.